viernes, 12 de septiembre de 2014

Pequeños actos

Salir de la oficina, caminar hasta la casa con la cabeza abajo y ser consciente de cada paso. Arrastrar los pies y caminar pausadamente, como queriendo dilatar la llegada a cualquier destino. Seguir con la cabeza agachada, mirarse los zapatos, ver que están sucios y ponerse nostálgico.
Acostarse, sentir los músculos de la espalda estirarse y acomodarse en posición horizontal, sentirse aliviado y agradecido con la vida de poder estar en pijama viendo televisión. Pensar en el viejito que vende cauchos para pitadora en la puerta del supermercado y volverse a poner nostálgico. Querer cambiar el mundo, pero dejarlo para el otro día porque los ojos ya están muy cansados.
Estar en una discoteca bailando con la cabeza abajo y que un borracho que acabas de conocer, en un acto de ternura irreflexivo, con la mano te empuje suavemente la cara hacia arriba, te diga "ten siempre la frente en alto", de media vuelta y no lo vuelvas a ver en tu vida. Pensar en eso un día cualquiera y sonreír.

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